Reducción de la jornada laboral en Latinoamérica enfrenta desafíos de productividad
De acuerdo con el último informe de la OIT, los países de América Latina trabajan en promedio 40 horas semanales y sin embargo la productividad disminuyó 0.5% entre 2015 y 2023.
Latinoamérica está avanzando hacia la reducción de su jornada laboral, buscando alinearse con los estándares internacionales para mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal de los trabajadores. Estas medidas buscan no solo proteger la salud de los empleados, sino también reducir el riesgo de accidentes laborales.
Países como Colombia y Chile están liderando esta iniciativa, siguiendo las recomendaciones de organismos como la OCDE y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sin embargo, un desafío importante es cómo aumentar la productividad en una región donde los índices son considerablemente bajos en comparación con Europa y Norteamérica.
Según el informe "Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2024" de la OIT, la productividad laboral en Latinoamérica disminuyó un 0.5% anual entre 2015 y 2023. Países como Argentina y México vieron una caída aún mayor, con un 1.7% y 0.4% anual, respectivamente.
La implementación de una jornada laboral más corta presenta desafíos significativos, especialmente para las pequeñas y medianas empresas. Estas empresas enfrentan dificultades adicionales debido al aumento de costos laborales y la incertidumbre sobre el impacto en la rentabilidad y productividad.
La media de horas semanales trabajadas varía significativamente en la región, con países como Colombia y Perú presentando las cifras más altas, con 43.7 y 43.1 horas respectivamente. En contraste, Uruguay, Argentina y Panamá tienen promedios más bajos, alrededor de 37 horas semanales. Chile y Colombia han implementado un esquema de reducción gradual, esperando alcanzar 40 y 42 horas máximas semanales en 2028 y 2026, respectivamente.
Aunque la reducción de la jornada laboral en Latinoamérica es un paso importante hacia la modernización de las prácticas laborales, la región enfrenta el reto de mejorar su productividad para capitalizar estos cambios. Iniciativas como la semana laboral de cuatro días, lideradas por organizaciones como 4 Day Week Global, han mostrado resultados prometedores en países como Brasil y Chile, sugiriendo que la eficiencia y la flexibilidad podrían ser claves para el éxito de estas reformas.